Las ampollas de los pies!
Si me preguntas ¿Qué es aquello que no puedo soportar? tengo que honestamente contestar: LAS AMPOLLAS DE LOS PIES.
Me encuentro recientemente instalada en una nueva ciudad, en un nuevo pais, en un nuevo continente. Y tal cambio me ha obligado a formar parte de lo que para mi representa la sabiduria de la naturaleza: la adaptabilidad. Esa simple palabra que sólo contiene dos diferentes vocales, pero que explica cómo es posible la vida en la tierra y cómo las especies evolucionan para lograr adaptarse al medio que las rodea. Y cómo leí recientemente en un blog: Hay que adaptarse no sólo al idioma, al horario, a las costumbres; si no también a los sonidos y olores de un lugar totalmente diferente al que considero "casa".
Era de esperarse que en cuanto llegase a esta maravillosa y cosmopólita ciudad, la ciudad de Londres, abriese mi computadora e iniciase a escribir acerca de ella, de sus calles, que combinan la arquitectura antigua con el frio acero de la moderna, de sus parques inmensamente verdes, de su transporte público sistemáticamente organizado, de sus atracciones culturales, espectáculos y paisajes. Sin embargo, no había tenido las agallas de hacerlo, y digo "las agallas" por que no quiero atreverme a describir una ciudad tan multicultural, tan vibrante, tan integral, por que estoy segura que fallaré, aun y cuando de los detalles y por menores más específicos, Londres es una ciudad que se vive y no que se lee.
Claro está que por mi mente han pasado miles de frases durante cada experiencia nueva, que me permiten describir el olor, el color, la sensación de ese breve instante, pero siempre, siempre, terminan siendo solo ideas pasajeras que al estar en contacto con más y más cambios a mi alrededor se pierden entre los archivos oscuros de mi cabeza.
Lo que si puedo expresar hoy con claridad, es que nunca te sentirás como un extraño, en Londres, todos somos extraños, todos los idiomas se hablan, todas las religiones y creencias se practican, todos los colores de piel se encuentran, toda la ropa es válida! algunos usan shorts, mientras que el de al lado usa un abrigo. Todos los colores de cabello son normales, incluyendo un arcoiris o un patrón psicodélico. Todas las discapacidades son normales, y todos nos sentimos "normales"... nada es anormal, fuera de lo común o no puedes decir: "eso desentona ahí" pues es Londres y todo es simplemente Londres. Es por ello que la adaptabilidad es tan sencilla aquí, y si me preguntas: ¿Qué es aquello que no puedes soportar? No te diré que la distancia entre mi familia, el amor de mi vida, o mis amigos. No te diré que el hecho de no encontrar fritangas, taquitos de carne asada, una buena salsa picante. No te diré que extrañar mi cama, mi almohada o mi baño... y honestamente tengo que contestar: Las ampollas de los pies.
Pues ciertamente la distancia con mi familia es dolorosa, pero sé que siempre elevan sus oraciones por mi como yo por ellos, sigo en contacto con ellos y dentro de poco los podré ver feliz de haber cumplido con mi sueño y mi misión.
La distancia con el amor de mi vida, hará que mi relación sea mas fuerte y crezca más y más. Tenemos esta bella oportunidad de tomar un alto en el camino y darnos cuenta cuánto es lo que nos extrañamos si no estamos juntos, y cuánto hemos entrado a la vida del otro haciendola cada día mejor. Sé que él me espera y agradezco su apoyo infinito que me brinda día a día.
Las fritangas se extrañan, las salsas, los tacos, pero aún así hay dos que tres lugares donde conseguir algunos ingredientes de casa y poder darle un toquesito Mexicano a tus comidas, pero igual, volveré y podré saborear por mucho tiempo más toda esa comida de la calle que acostumbro cenar con mi novio.
No puedo extrañar mi cama... ¡nunca! ahora duermo en una ortopédica con miles de cómodas almohadas, y creo que eso será lo que extrañe de Londres cuando vuelva a casa.
PERO LAS AMPOLLAS EN LOS PIES, ME DUELEN A DIARIO y en ocasiones no me dejan caminar agusto!!!
Siendo un poco más honesta, ya casi han desaparecido por completo, y espero no volverlas a tener. Pero me gusta usarlas como pretexto para decir que son lo único que no soporto. Y aunque en ocasiones quiera salir huyendo y volver con mi gente, mi casa, mis cosas, recuerdo las ampollas y me quedo. No por que quiera más ampollas, si no por que son lo único que no puedo soportar, y qué sencillo es soportar algo que desaparece rapidamente y con un simple curita en la zona afectada...
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