11.12.2013 17:32

Londres

Londres, una de las ciudades más espectaculares del mundo, y no me he atrevido, ni por error, a escribir acerca de ella... Es tan compleja, tan imponente, que no es posible describirla, simplemente hay que vivirla, olerla, sentirla, oirla.

Si me preguntas por esta ciudad, la podré comparar con una mujer, una mujer misteriosa, llena de complicados laberintos, complicados rituales, y cambiante de humor y clima durante todo el día. Respetuosa y practicante de la diversidad, dispuesta a divertirse de noche, pero cautelosa con los excesos. Amante de la moda, pero toda una "rata de bilbioteca". Artista, escritora de la historia de la humanidad, y pintora de las cuatro estaciones del año. Educada y sonriente, liberal y conservadora, una balanza perfecta, una musa inspiradora.

Es aquella dama silenciosa que despierta por las mañanas, acompañada del canto de las aves. Poco a poco, va llamando a sus citadinos al compás de su lento y frágil movimiento solar; y como en una danza de coreografía perfecta, las personas caminan clavando los pies al suelo en cada paso, como si no quisieran despegarse del suelo de la ciudad, caminan hacia aquellos puntos de convergencia del transporte, organizados y sincronizados cada uno a su paso pero nunca fuera de ritmo. Nada caotica, nada estruendosa.

Puedes notar su jovialidad en la expresión y el arte que viven en sus barrios de talentos jóvenes; en el uso de la tecnología para cada aspecto cotidiano; y en sus modernos edificios de acero y vidrio que emergen entre aquellos que simbolizan la herencia, edificios que se mantienen de pie, viendo diferentes generaciones pasar a su lado; las arrugas de la dama, quien ha visto pasar la vida por más de dos milenios, y que guarda con recelo su sabiduría en sus grandes bibliotecas, en sus archivos históricos, en sus cuentos y tradiciones. 

Romana de nacimiento, Londres ha adoptado la vida de todo el mundo en un pequeño punto en la tierra. Multicultural, multifácetica, colorida y despampanante, deja a todo que llega atónito por sus extrañas y extrafalarias combinaciones, por sus muestras de opulencia, dejandose llevar por pieles y joyas, y por su ostentosa arquitectura que combina lo complejo con lo único.

Debajo de sus faldas aún puedes ver las cicatrices que han provocado los bombardeos durante las guerras, unas mas recientes que otras, pero siempre a la vista, recordándole al mundo entero que sigue de pie, que sigue a pesar de todo, que lucha y que no se detiene; pero de vez en cuando ruedan lágrimas de remembranza, lágrimas por los caidos, lágrimas que no logran amedrentar el dolor de sus pobladores.

Va cayendo el anochecer, las personas vuelven a sus hogares, Londres empieza a dormir, lentamente se va acomodando en su cama y deja que las criaturas nocturnas del bosque habiten las calles, se deja llevar, y sólo por ser la anfitriona perfecta, deja que sus visitantes la disfruten de noche, mientras los demás duermen entre el silencio del bosque.

Londres es sensual, te enamora y te va arrastrando a un infinito bienestar. Londres es así y mucho más. Londres es, y siemrpe será. 

 

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